Van 365 días de vivir con miedo
Mayo 07 (2014).- La memoria de San Pedro Xalostoc no logra borrar el estruendo que provocó la explosión de una pipa de gas el 7 de mayo del año pasado; las llamas cambiaron el rostro de esta comunidad del Estado de México; a un año de la tragedia, el miedo de un nuevo accidente se ha convertido en un fantasma que persigue a sus habitantes.
En la fachada de las casas de este pueblo de Ecatepec ya no hay cruces de palma, tampoco se respira el olor a cenizas; lo que encontramos son calles desoladas, en donde el único ruido es provocado por la velocidad de los camiones de doble remolque que siguen transitando por la carretera México-Pachuca.
La casa de Mariana Martínez se encuentra debajo de la carretera, son escasos metros los que la separan del asfalto donde a diario rechinan las llantas de los carros cuando frenan intempestivamente para moderar su velocidad; para ella ha sido difícil vivir tranquila, el ruido de los tráileres que viajan con extrema rapidez provoca que la señora y su familia pierdan el sueño y revivan aquella madrugada en la que murieron 27 personas y 12 resultaron lesionadas.
Mariana confiesa que desde la tragedia del año pasado en las casas cercanas al accidente ya no se vive igual: “Da miedo porque ya no se sabe si uno va a amanecer, uno se duerme pensando en que va a suceder otro accidente”.
El temor por un nuevo accidente se generaliza, para Fermín Arenas ni la barrera metálica ni el muro de contención y alambrado que las autoridades colocaron a centímetros de la carretera le ofrecen seguridad; el señor que vive en esta comunidad desde 1950 exige que a los vecinos afectados se les reubique o que se prohíba transitar a alta velocidad en ese tramo de la carretera.
“No hay apoyo de las autoridades, ignoran que estamos en un constante riesgo porque aquí los carros pasan como pista de carreras, vivimos en un temor constante”, explica.
El señor de 64 años de edad cuestiona las medidas de protección civil que existen en el lugar. “¿Usted cree que este alambrado va a detener un camión que pesa toneladas?”, se pregunta mientras sonríe.
En un recorrido que realizó EL UNIVERSAL por la zona vimos cómo una pieza metálica se desprendió de un vehículo en los carriles de alta velocidad, lo que pudo provocar un accidente.
Ayuda tardía
Hasta hace poco más de un mes aún se encontraba la casa que recibió el impacto de la pipa de gas LP, en esta vivienda se quemó todo: libros, muebles, ropa; en los tres niveles de este hogar quedaron atrapadas 17 personas que murieron en el instante.
Una de las promesas que hizo el gobierno estatal fue la reconstrucción de esta casa, tuvieron que pasar más de 10 meses para que sólo se derrumbaran las paredes, los familiares que sobrevivieron al accidente todavía no reciben la ayuda prometida.
El rastro de las llamas sobre las casas ha sido borrado por pintura blanca, las autoridades estatales y municipales remozaron algunas viviendas, pero eso no dio garantía para que las víctimas rehicieran su vida. Muchos huyeron de esa zona de riesgo, pero también hay vecinos que se han acostumbrado a vivir en peligro, tal es el caso de la señora Cándida Silva, ella y su familia sólo recibieron 10 mil pesos en efectivo y una tarjeta con la que compró un refrigerador y algunos muebles.
“Vivimos aterrorizados porque seguimos con el susto, cualquier ruidito nos espantamos; el gobierno no nos ha ayudado como debe ser, con cuatro mil o cinco mil pesos no se puede componer todo”, reclama la señora Cándida.
Al pie de esta vía rápida viven decenas de familias que pese a correr peligro por la cercanía con la carretera no han sido reubicadas; para los vecinos de San Pedro Xalostoc es importante que las autoridades hagan un esfuerzo y los alejen de una carretera que para ellos representa la muerte.
Información y foto: El Universal